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La vida media de las habilidades en IA se está reduciendo: su formación debe evolucionar

learning in the AI era
El nuevo modelo de aprendizaje es un asistente continuo y en tiempo real. Está integrado en el flujo de trabajo y es novedoso, contextual y personalizado. [Crédito de la imagen: Aleona Pollauf/Salesforce]

La IA avanza demasiado rápido para la formación de siempre. Estas cuatro estrategias le ayudarán a transformar el aprendizaje de su equipo.

Añada “formación y desarrollo” a la lista de funciones empresariales que la IA está revolucionando. Las empresas adoptan la inteligencia artificial (IA) a un ritmo tan rápido que la vida media de las habilidades en IA se ha acortado drásticamente: lo que hoy es una competencia clave, mañana puede quedar obsoleta.

El antiguo modelo de formación empresarial, pensado para extenderse meses o incluso años, ya no encaja en un mundo —y una fuerza laboral— que cambia a toda velocidad. Por ello, los departamentos de Formación y Desarrollo (FyD), encargados de capacitar y dotar de recursos a los empleados, deben replantearse su estrategia.

“Creo que [FyD] necesita un cambio radical”, afirma Meredith Brown, vicepresidenta sénior de Trailhead y Comunidad en Salesforce. “Hay cosas de la formación y desarrollo tradicionales que funcionan, pero hay que abrir el abanico”.

La solución es apostar por una formación flexible, personalizada y continua. Las empresas que ya la han adoptado ven grandes resultados: una encuesta de Slack reveló que los empleados formados en IA son hasta 19 veces más propensos a afirmar que esta tecnología aumenta su productividad. Sin esta formación, los trabajadores difícilmente aprovechan al máximo la IA.

La necesidad de contar con personal experto en IA atraviesa todas las áreas, desde equipos técnicos hasta cualquier otro departamento. Este cambio redefine lo que significa ser un trabajador moderno y ultraproductivo. Según un informe de McKinsey: “Para que las empresas rindan al máximo, toda la plantilla debe estar puestísima en tecnología”.

Por qué el aprendizaje tradicional ya no basta

Los métodos formativos tradicionales —talleres, seminarios o cursos autodirigidos— se quedan cortos en la era de la IA. No porque estén mal diseñados, sino porque fueron pensados para un mundo que ya no existe.

Estos modelos, planificados en ciclos anuales, ofrecían cursos extensos sobre habilidades que durarían años. Funcionaban en tiempos de mayor estabilidad, cuando la renovación constante no era imprescindible. Hoy, en cambio, la vida media de las habilidades en IA es tan corta que, para cuando un curso de IA está listo —tras meses de preparación—, es probable que las herramientas enseñadas ya hayan quedado obsoletas.

Aunque el contenido siga siendo útil, el formato dificulta su aplicación. Los empleados deben interrumpir su trabajo, acceder a la plataforma, localizar el curso y reservar tiempo para completarlo. El aprendizaje se convierte en un evento aislado, no integrado en la rutina laboral. Muchos intentan hacerlo en su tiempo libre, agravando la crisis de la jornada laboral infinita y acelerando el desgaste profesional. Además, la desconexión entre teoría y práctica provoca que gran parte de lo aprendido se olvide justo cuando más hace falta.

Cómo replantear la formación en la era de la IA

En lugar de diseñar cursos rígidos cuyo éxito se mida solo por el número de empleados que los completan, conviene enfocarlos en que las competencias adquiridas puedan aplicarse de inmediato en el día a día.

La pregunta clave es: ¿con qué rapidez logra que sus empleados dominen nuevas tareas con IA? Si sus competidores consiguen que su equipo de ventas maneje una herramienta de predicción en dos semanas y el suyo tarda tres meses, probablemente ya le han tomado la delantera. Veamos cuatro formas de recuperar ventaja:

1. Mantenga al día el contenido formativo

Brown señala que muchas empresas tienen dificultades para actualizar sus formaciones al vertiginoso ritmo de la IA: “Se quedan anticuados enseguida, por lo que hacen falta herramientas y procesos ágiles para mantener el contenido al día”, comenta.

Su equipo recurre incluso a la propia IA: “Podemos pedirle a un agente IA que investigue qué debe cambiarse en la formación. Las personas siempre tienen la última palabra, pero les ahorramos muchas horas de búsqueda”.

Una de las principales razones para esta actualización constante es la vida media de las habilidades en IA, cada vez más corta. Lo que hoy es útil puede quedar obsoleto en semanas. Para mantener la relevancia, el microaprendizaje resulta muy eficaz: en lugar de cursos extensos, diseñe listas de reproducción con vídeos o lecciones interactivas de 2 a 5 minutos, cada una centrada en una habilidad concreta, como usar la función de resumen en una herramienta de IA o aplicar la IA para analizar una presentación. A medida que la tecnología evoluciona, estos contenidos pueden actualizarse en pocas horas, permitiendo que sus programas formativos sigan el ritmo de la IA sin perder relevancia.

2. Integre el aprendizaje en los procesos laborales

¿Ha completado un curso y semanas después se ha quedado en blanco al aplicar lo aprendido? Ese es el problema del enfoque “cursillo y listo”: la información fuera de contexto se olvida rápido. Esta desconexión entre teoría y práctica resulta costosa, especialmente en la era de la IA, donde la vida media de las habilidades en IA es corta y las herramientas cambian constantemente.

Según Training Industry, un referente en el ámbito de la formación: “Aplicar lo aprendido en el momento fomenta una cultura de aprendizaje continuo y facilita trasladar los conocimientos al trabajo real”. Por eso, integrar la formación en las tareas diarias es crucial.

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Un ejemplo es el coach de ventas de Agentforce de Salesforce, que proporciona a los comerciales recomendaciones inmediatos y adaptadas a cada fase de la negociación. Analiza propuestas, simula clientes y ayuda a los comerciales a perfeccionar su estrategia, comparando la conversación con los datos del CRM para ofrecer sugerencias contextuales. Salesforce planea aplicar esta metodología también en marketing y atención al cliente.

Aunque la formación sobre la marcha aún está en pañales, Slack es un canal ideal: mediante Slackbots y flujos de trabajo personalizados, puede entregar contenido y recursos justo cuando se necesitan, sin interrumpir el trabajo.

Según el informe de McKinsey: El aprendizaje del futuro no consiste en cursos aparte del trabajo, sino en concebir el propio trabajo como formativo: personalizado, continuo y directamente ligado a los resultados del negocio.

3. Pruebe nuevos formatos y evaluaciones

Si limita la formación a charlas o vídeos pasivos, es probable que sus empleados se aburran. Este enfoque unidireccional no engancha. Lo que funciona son experiencias interactivas y aplicables de inmediato al trabajo.

Explore distintos formatos, como el audio. Salesforce, por ejemplo, ofrece más de 20 Trailcasts bajo demanda, con módulos exclusivos de Trailhead disponibles en el sitio web o en la app móvil Trailhead GO.

“También debemos pensar en cómo incorporar la interactividad”, señala Brown. “¿Cómo enganchar a los alumnos y hacer que participen para que los conocimientos se afiancen y les resulten útiles en la práctica?”.

El antiguo modelo de formación y desarrollo no se creó para la era de la IA, que se reinventa cada pocos meses.

Convertir el contenido en una conversación dinámica es una manera eficaz de implicar a los empleados. NotebookLM, de Google, genera diálogos tipo pódcast entre dos voces de IA que repasan distintos temas. La interactividad permite formular preguntas, solicitar aclaraciones sobre conceptos complejos o contrastar ideas, como mantener un diálogo enriquecedor con el propio temario.

Los nuevos métodos de formación requieren también nuevas formas de evaluación. Contar cuántas personas completan un curso sigue siendo útil, pero lo verdaderamente relevante es si los empleados aplican las habilidades adquiridas. Esto cobra especial importancia en la era de la IA, donde la vida media de las habilidades en IA es cada vez más corta y las competencias se desactualizan rápidamente.

“Queremos cambiar nuestro sistema de evaluación”, señala Brown. “Antes, al terminar un módulo se hacía un pequeño control. Pero, ¿realmente se interiorizaba la información o solo se memorizaba lo necesario para aprobar?”.

4. Personalice los aprendizajes

El aprendizaje único para todos es cosa del pasado. Los cursos estándar funcionaban en un mundo donde se asumía que todos aprendíamos igual. Pero los empleados no son clones con el mismo estilo, ritmo u objetivos. La era de la IA exige personalización total: enseñar adaptándose a las habilidades, aspiraciones y preferencias de cada persona.

Career Connect, de Salesforce, ejemplifica este enfoque. Se trata de una herramienta con IA que ayuda a los empleados a identificar sus carencias, les propone formaciones a medida y sugiere funciones acordes con sus aptitudes y metas. Así, el aprendizaje se vuelve más efectivo y rentable.

La personalización no solo beneficia a los empleados. Un informe reciente de LinkedIn revela que las empresas que invierten tanto en formación personalizada con IA como en desarrollo profesional tienen un 42% más de probabilidades de liderar en el uso de la IA frente a las que invierten solo por uno de los dos aspectos.

El aprendizaje debe avanzar al compás de la IA

En la era de la IA, el aprendizaje se ha convertido en una ventaja competitiva clave. Según una encuesta de LinkedIn, el porcentaje de profesionales que considera que el aprendizaje les ayuda a adaptarse a los cambios creció del 49% al 68% en solo tres años.

El antiguo modelo de formación y desarrollo ya no funciona en un mundo donde la vida media de las habilidades en IA es cada vez más corta y las herramientas cambian rápidamente. El nuevo enfoque se basa en formación continua, contextual, personalizada y siempre actualizada, integrada en el flujo de trabajo. Herramientas como contenido generado por IA, asesoramiento inmediato o trayectorias profesionales a medida buscan un objetivo común: ofrecer a cada empleado justo lo que necesita.

Así, la responsabilidad de formarse deja de recaer solo en el empleado y pasa a la empresa, que debe crear un entorno donde aprender y trabajar vayan de la mano.

Al final, las empresas más resilientes e innovadoras serán aquellas con una cultura de aprendizaje camaleónica, capaces de aprender y adaptarse más rápido que la competencia, clave para mantener su ventaja en la era de la IA.

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